Comerciantes chinos obligados a vender sus comercios

Una serie de artículos publicados en la Estrella de Panamá a partir de enero de 1941 reseña la situación de los inmigrantes chinos, obligados a vender sus negocios por la entrada en vigencia de la Constitución de 1941

Comerciantes chinos, obligados a vender sus negocios al entrar en vigor nueva constitución de la República

30 de enero de 1941

Desde el primero de febrero pasará a manos panameñas el negocio de sacrificio de cerdos para el consumo de la capital, que por muchos años ha estado bajo el control de los chinos.

El primer dato que sobre el particular obtuvimos fue el de que don Enrique Bermúdez, panameño interesado en el negocio de cerdos, había pedido permiso al alcalde para dedicarse al sacrificio en el matadero, en vista de que los chinos que lo han venido haciendo quedarán retirados de esa actividad el día primero de febrero.

Otro dato importante íntimamente vinculado a los que acabamos de exponer es el de que el señor Joaquín Von Chong, acaudalado comerciante chino radicado en el país, traspasó a un panameño las acciones que tenía en la Compañía Pecuaria y que eran cerca de 500.

Cambian caras en el mercado público

2 de febrero de 1941

El espectáculo más impresionante para las amas de casa o domésticas que acudieron ayer al mercado público de esta ciudad fue el de numerosas caras de panameños que han entrado a reemplazar a los chinos en la sección de venta de carne de cerdo.

Quedaban algunos chinos en esa sección, se nos informó, pero irán saliendo a medida que vayan solicitando sus lugares los hijos del país.

En una correría por la ciudad, pudimos observar que persiste el cierre de las abarroterías chinas. Por las notarías apuntamos a que el chino Chung Chong Kee vendió a la razón social Endararriba una abarrotería de esta ciudad y que otro chino traspasó a su esposa panameña el contrato de arrendamiento del local donde tiene una abarrotería.

Chinos venden licorerías y cantinas

22 de febrero de 1941

Otra compañía panameña se constituyó ayer para explotar el negocio de licores y dio comienzo a sus actividades con la compra de una cantina de esta ciudad perteneciente a un chino.

Al mismo tiempo, se registraron numerosos casos de panameños que entraron al negocio de cantina, uno de los más prósperos en la actualidad, mediante compras hechas a los chinos. La compañía fundada se llama Varela, Catán y Aued, Limitada. La fundaron ante el notario primero el licenciado Eduardo Vallarino, los señores Plinio Varela, Salvador Catán y Miguel Aued.

Esa compañía, la segunda de su clase que se funda en la ciudad en estos días, compró ayer  mismo la cantina que poseía un chino y la transacción se verificó también ante el Notario Primero.

Tanto ante ese Notario como ante su colega, el Segundo, señor Rogelio Avila P. menudearon ayer los traspasos de cantinas hechos por chinos a panameños.

La lista de los panameños que han entrado en esa próspera actividad es ya larga y figuran en ella nombres conocidos. He aquí unos cuantos: Guillermo Díaz Granados, dos veces; Antonio Pino, R., Carmen Raquel de Ycaza, Juan Bautista Gutiérrez, Martín Solís Tello,  Carlos Agustín Arias, Ana de la Torre de Alzamora, Eduardo Enrique Linares, Manuel Díaz Doce, Manuel Lasso C., Ludovina Campodónico de Boyd,  Waldo Suárez Rivera, Víctor Goytía, Pablo A. Pinzón, Claudio C. y Camilo R. Cedeño.

Los traspasos de negocios de toda clase hechos esta semana, inclusive el día de ayer, por chinos a panameños son cuarenta y seis,

Ayer se registró la primera compra de una cantina efectuada en estos días por una compañía licorera. La entidad compradora es la Compañía Licorera Nacional S.A. y el vendedor es Chang Mang King.

Se prevé carestía de productos por salida de los chinos del mercado

El 2 de febrero de 1941 entró en vigencia la llamada Constitución de 1941 que nacionalizaba el comercio y prohibía la inmigración de la raza china, entre otras. Los chinos dominaban el comercio de víveres

17 de febrero de 1941

A ninguna decisión concreta se arribó ayer en la importante reunión de comerciantes que se celebró en la Presidencia de la Republica por iniciativa del señor presidente de la República.

La proposición formulada por don Aristides Romero, prominente comerciante chiricano, en el sentido de formar una sociedad anónima para que se dedicara a la importación en grande escala de artículos de primera  necesidad no fue aceptada por los comerciantes José Riba y Antonio Tagarópulos, quienes manifestaron que el problema de la escasez de víveres jamás se presentará en Panamá aunque los mayoristas chinos dejen de importar dichos artículos.

En efecto, de acuerdo con datos obtenidos por un redactor de La Estrella de Panamá, los citados comerciantes declararon que ellos pueden garantizar que la temida escasez de víveres no se presentará. Tales declaraciones fueron hechas como contestación al temor expresado por el excelentísimo doctor Arnulfo Arias, quien informó que había sido informado de que los chinos que se dedican al negocio de comestibles al por mayor habían cancelado todos sus pedidos al exterior, y que, como consecuencia, dentro de pocos meses puede presentarse en el mercado panameño el problema de la escasez de estos artículos.

Para evitar ese problema había convocado la mencionada reunión.

Indican los datos recogidos por nuestro redactor que el señor Romero esbozó el plan de formar una sociedad anónima que se dedicara al negocio de importación en grande escala de artículos de primera necesidad; que dicha sociedad luego concediese créditos más o menos de $500  a toda persona que inspirase suficiente confianza y que quisiera dedicarse a la venta de esos artículos al por menor; que tales créditos fuesen concedidos por una sola vez y que luego los agraciados con las ventas varias comprasen de contado a dicha sociedad los artículos que fuesen necesitando para sus operaciones. Este plan fue combatido por los señores Riba y Tagarópulos, quienes sostienen la tesis de que no se puede poner una tienda (despensa) del tipo de las que operan los chinos en todos los barrios de la capital con menos de $2,000. Los señores Riba y Tagarópulos sostuvieron sus puntos de vista a ese respecto y la idea de formar la mencionada sociedad para importar víveres fue desechada.

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