Torrijos. Un hombre. Un apellido. Un culto

20150629_1213121975, Año Internacional de la Mujer. En julio de ese año, el mundo se entretiene con el testamento de Aristóteles Onassis, quien dejaba  la mayor parte de su  fortuna a su hija Cristina, en perjuicio de “la viuda de América”, Jacky Kennedy.

En Estados Unidos, el vicepresidente Gerald Ford y el gobernador de Georgia, un desconocido granjero llamado Jimmy Carter, se alistan para las elecciones presidenciales de 1976.

En México, los estudios de Televisa producen la popular telenovela “Barata de Primavera”.

En Panamá,  el obispo Marcos Gregorio McGrath lanza la primera campaña Arquidiocesana.

Los titulares de La Estrella de Panamá, así como otros medios noticiosos del país, favorecen los temas relacionados con el apellido Torrijos.

Omar Torrijos viaja a México a encontrarse con el presidente Luis Echevarría (6 de julio).

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La señorita Panamá,  Anina Horta Torrijos,  alista sus maletas para volar a El Salvador, para tomar parte  en el   primer concurso Miss Universo realizado en América Latina   (8 de julio ).

Roldanillo hace homenaje a la familia Torrijos ( 9 de julio).

Torrijos se reúne con los estudiantes (10 de julio).

El  lenguaje es siempre altisonante. Al general de brigada se le llama el “máximo impulsador de la Revolución y del Deporte”,  gestor del “ideario torrijista” y de “la nueva  cultura torrijista”.

blancoNo en balde, en momentos en que no había ni plena libertad de prensa, ni Asamblea Legislativa, ni partidos políticos, Torrijos era, por efecto de la Constitución de 1972,  — la primera que  incluía nombre  propio— el “Líder Máximo de la Revolución Panameña” y  mucho más que un presidente.

20150629_120844Sus funciones incluían nombrar y separar libremente a los ministros de Estado y a los miembros de la Comisión de Legislación, al contralor  de la República, a los directores generales de las entidades autónomas y semiautónomas,  a un magistrado del Tribunal Electoral, a los jefes oficiales de la Fuerza Pública,  al procurador general de la Nación y al procurador de la administración.

20150629_120836Acordaba la celebración de contratos, negociaba los empréstitos,  dirigía las relaciones exteriores y podía asistir,  con voz y voto,  a las reuniones del Consejo de Gabinete y del Consejo Nacional de Legislación. Pero la  personalidad inquieta y sociable  de Torrijos no estaba diseñada para un trabajo de despacho.

Desde  1969, su amigo Demetrio Basilio Lakas ejercía formalmente como presidente civil. Lo de Omar eran los viajes internacionales o  el “patrullaje doméstico”, es decir,   el contacto constante con la gente,  las multitudes. Ya fuera con  el  pueblo llano o   con los jefes de Estado o   intelectuales (García Márquez, Fidel Castro, Graham Greene, Felipe González, Chuchú Martínez), Omar se sentía  a gusto.


El hombre

¿Cómo habrían podido imaginar José María Torrijos, el humilde maestro oriundo de Roldanillo, Colombia, y Joaquina Herrera, la maestra del pueblo de  Santa Fe, Veraguas, que a su Omar Efraín le esperaba tan brillante futuro?

20150629_120822Era cuestión de carácter. Omar  fue un joven  rebelde cuyas aptitudes pudieron ser canalizadas  en la academia militar, al ganar  una beca otorgada por la Guardia Nacional.

En la Academia Militar Gerardo Barrios, de El Salvador, y posteriormente en la Escuela de las Americas y la Escuela Policial Interamericana, ubicadas en  la Zona del Canal, recibió una formación  enmarcada en la Doctrina de Seguridad Nacional (Estados Unidos), enfocada en la contrainsurgencia, el control de multitudes y antimotines, como medio para combatir la amenaza  comunista.

20150629_120726Obtuvo el poder, según su primo Roberto Díaz Herrera, gracias a  su instinto de  preservación, cuando, en primera línea del escalafón de la Guardia Nacional, fue enviado por el presidente Arnulfo Arias al exilio, como agregado militar a  El Salvador y Guatemala.

El  mismo Torrijos lo reconocería el 12 de enero de 1976, en una reunión realizada en  Santiago de Cuba:  “Nosotros, una generación de oficiales nuevos,  asaltamos el poder, — como el comandante Castro asaltó el Cuartel Moncada—.  Hay veces que se asalta porque es la única respuesta a la situación existente”…(Manuel Zárate, Revista Nuevo Pensamiento, julio de 2011).

En octubre de 1968, insiste su primo  Díaz Herrera, no había planes de gobierno ni doctrinas en la mente de Torrijos, sino “pura supervivencia”: el mismo instinto que lo llevaría a consolidar definitivamente su mandato, tras el fallido golpe de sus subalternos en 1969, para surgir  plenamente como líder nacional.

Plano internacional

Decía José Martí, que  “a veces está listo el pueblo y no aparece el hombre”. Otras veces el pueblo está listo y aparece el dirigente. Así ocurren los cambios (La Fiesta de Bolívar).

20150702_121131En América Latina, la lucha contra el comunismo había permeado la agenda estadounidense desde la  Revolución Cubana de 1959. Entonces, como recogía un artículo de La Estrella de Panamá,  el 40% de la población de América Latina era analfabeta. El 70% de la gente vivía en   caseríos aislados y dispersos, dedicados  a la agricultura de subsistencia,  sin acueductos, sin energía eléctrica, sin servicios de salud o beneficios sociales.

Ya lo había dicho John Kennedy, en su  discurso de toma de posesión, en 1961, en el que esbozaba la posterior Alianza para el Progreso:  “A los pueblos de chozas y aldeas en la mitad del mundo, que luchan por liberarse de las cadenas de la miseria de masas, les prometemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, durante el tiempo que sea necesario. No porque quizás lo hagan los comunistas, no porque queremos sus votos, sino porque es lo correcto. Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres, no puede salvar a los pocos que son ricos”.

Torrijos recoge ese testigo, según apunta una carta  dirigida por el general al Senador Edward Kennedy, el 7 de mayo de 1972, en la cual le decía: “La semilla regada  por John F. Kennedy ha visto sus frutos …. al crear una nueva generación de hombres jóvenes, profesionales bien preparados (militares)… Yo me considero, senador, un producto de esa cosecha (…) un matrimonio de poder, idealismo, buena voluntad y determinación, capaz de ejecutar las transformaciones que ha demandado la Alianza para el Progreso”.

20150702_114241Si la hoja de ruta en el tema social estaba marcada, lo mismo sucedía en el tema de la nacionalidad. La acumulación de hechos históricos era irrefrenable:   el movimiento contra las bases militares de 1947,  la siembra de banderas de 1958, el 9 de enero de 1964; todos se ven hoy como precedentes inevitables de Torrijos.

El canal panameño

Si Estados Unidos había desestimado los urgidos llamados de los panameños durante 61 años,  después del 9 de enero de 1964, fue imposible.

El escándalo fue aprovechado por China Popular y la Unión Soviética para enviar un mensaje de solidaridad a Panamá, a la vez que acusaban al  gobierno de Estados Unidos de violar los derechos soberanos de los pueblos débiles (Combe, 2004, 56).

Tres años después, en 1967, ya había un proyecto de tratado:  el  Robles – Johnson o “ 3 en 1”, que  no pudo ser ratificado.

Un año después,  en 1968, ocurría una ruptura administrativa:  Richard Nixon ganaba las elecciones, y en Panamá, se daba el golpe militar.

En 1974 se firmó   la Declaración conjunta Tack-Kissinger (1974), que contenía los principios sobre los que se negociaría el tratado, pero  una vez más, las pláticas  tuvieron que ser  detenidas, tras la renuncia,  el 9 de agosto de ese mismo año, del presidente Nixon, enfrentado al escándalo Watergate.

Ya para entonces, Torrijos había iniciado el  periplo internacional,  con el fin de ganar fuerzas para la negociación, que lo llevaría a convertirse en esa figura  mítica que el mundo reconocía, los estadounidenses recelaban,  los latinoamericanos respetaban y que, en julio de 1975, los panameños  temían, odiaban  o  reverenciaban.

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Otros documentos 

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