Sam Kardonski: el millonario negocio del secuestro

Hace 30 años, fue liberado el empresario colonense Sam Kardonski, tras permanecer en cautiverio durante 20 meses, en Quito.  Su vía crucis es digno de una película  de Hollywood

La mañana del 21 de noviembre de 1985,  un hombre  vestido de color oscuro, sombrero y lentes de sol, atravesaba a paso lento y cauteloso el aeropuerto Mariscal Sucre, de Quito, Ecuador.

Mirando alternativamente hacia adelante, la izquierda y  la derecha, se dirigió hacia el mostrador de Ecuatoriana de Aviación.

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Aeropuerto Mariscal Sucre, de Quito, Ecuador

Tras unos minutos en fila,  entregó  a la joven dependiente su pasaporte británico y  pidió, con un español marcado con acento hebreo, registrarse en el vuelo con destino a Panamá.

La joven alzó la mirada para observarlo bien.  Tendría unos 64 años y su barba y bigote canosos parecían no haber sido tocados en varios meses. Su mirada inquieta y cansada y sus gestos impacientes denotaban su deseo de  terminar cuanto antes con el papeleo.

Unas horas después, el vuelo llegaba sin retraso  al  Aeropuerto Internacional de Tocumen,  en  la ciudad de Panamá, donde, tras pasar inadvertido por inmigración y  aduana,  se subió a uno de los taxis que daban servicio en el aeropuerto.

“Lléveme a Colón”, le dijo al conductor.

A las 4:30 pm,  el taxi se detenía frente a una moderna residencia una de las principales calles de la ciudad caribeña. Antes de bajar,  suspiró, tomando fuerza, como preparándose para  dar  a su familia una de las mayores  sorpresas de su vida. Sería la primera vez que les viera la cara  o hablara con ellos en 20 meses.   

Pero no por elección propia. El hombre del pasaporte británico era  el  empresario  Sam Kardonski, uno  de los más prominentes hombres de negocio de Panamá y Centro América, presidente del Tower Bank y de Kardonski Hermanos, fundador de Peikard Zona Libre y Seguros Western Insurance, secuestrado el 11 de marzo de 1984 y liberado esa misma mañana.

RECIBIMIENTO

20151119_145310.jpg“Tiene su mente clara y está bien de ánimo, feliz de ver a su familia”, declaró a La Estrella de Panamá, su hijo Fred, al día siguiente.

La prensa local e internacional, que había seguido  con interés  la desaparición de Kardonski desde 1984, se mostraba  ansiosa por reportar cualquier detalle sobre el vía crucis del  empresario.

Pero la información llegaba a cuentagotas. El sábado 23, la familia notificó  que había desayunado crema de trigo y visto  por  primera vez a su nieto Daniel.

Por fin, el domingo,  Kardonski apareció en una conferencia de prensa,  afeitado, tranquilo, descansado. Allí   aseguró que, en contra de los rumores que corrían, sus captores no eran miembros del  M-19.

“No puedo decir quiénes son, pero me hicieron saber que  no tenían nada contra mí ni contra mi familia. Me trataron bien”, dijo. Poco después añadió: “Fue simplemente un  negocio. Solo se trató de  dinero”, aseguraría durante la conferencia de prensa, como fuera recogido al día siguiente por La Estrella de Panamá.

SECUESTRO

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Automóvil Toyota Crown, modelo 1984

El empresario  colonense  había sido visto por última vez el domingo 11 de marzo en horas de la noche, cuando abordaba  su automóvil Toyota Crown de color gris en la puerta de entrada del Hotel Washington, en Colón.

El  lunes  12,  en horas de la tarde, la policía  encontró su auto abandonado en una carretera secundaria a medio camino entre  las ciudades de Colón y  Panamá, a unos 400  metros de  la represa Madden.

En el asiento posterior del vehículo  había sangre, que una prueba de laboratorio comprobó era de  Kardonski.

La familia estaba destrozada. Sin embargo, debía dar la cara al mundo. La noticia   empezaba a difundirse. Dada la notoriedad del empresario, forjador de la Zona Libre de Colón,  representante de la marca Sanyo para América Latina, fundador de un banco con sucursales en Estados Unidos, y negocios en Centro América, la curiosidad  era justificable.
recorteconfiltro¿Lo mataron para robarle y escondieron su cuerpo? ¿Fue  secuestrado, como se repetía en algunos círculos, por la guerrilla con la intención de recuperar un depósito que su banco se negaba a devolver? ¿O se trataba de un acto de venganza orquestado por sus rivales comerciales…?

El  jefe del Deni, el mayor  Nivaldo Madriñán, instaló  un  cuartel general de búsqueda en la habitación 237 del Hotel Wahington.

Durante los próximos días,   el departamento policial llevó perros entrenados a las zonas selváticas vecinas de Madden e hizo unos  200 interrogatorios, pero no se obtuvo ninguna pista segura. Solo algunos quisieron ver una señal en la estrella de David dibujada en uno de los muros de  la vieja  casa semidestruida cercana al sitio donde fue encontrado el carro  abandonado.

¿Habría sido  capturado por sus actividades pro-israelíes?

Pocos días después, el diario El Tiempo,  de Bogotá,  reportaba que la familia Kardonski había recibido una llamada de algún punto de Colombia, por parte  de personas desconocidas, que pedían un rescate de $5 millones.

Como se sabría posteriormente,  la familia ya había entablado comunicación con los captores y negociaba con ellos.

LETARGO

Aunque en un principio las comunicaciones parecieron fluidas —los secuestradores enviaron varios mensajes a través de  cartas y  casetes grabados—, después los intercambios  se interrumpieron abruptamente.

A los once meses del secuestro, febrero de 1985, la familia publicaba un anuncio en la prensa local, que decía:

A los secuestradores de  Sam Kardonski:  

Han pasado más de once meses desde la desaparición de nuestro querido Sam. Hemos cooperado en todo lo posible para concluir esta triste situación. Sin embargo, ustedes han rehusado comunicarse con nosotros de forma constructiva. ¿Qué quieren? ¿Cuál es la razón de sus tácticas dilatorias? Las amenazas hechas a miembros de la familia no son conducentes a una solución positiva. Sabemos que esta situación solo podrá llegar a feliz término cuando ustedes así lo decidan. Podría ser mañana mismo. La familia Kardonski

CAUTIVERIO

Mientras el mundo especulaba sobre su ausencia,  Sam Kardonski se encontraba muy lejos de Panamá o de Colombia, donde algunos habían querido ubicarlo.
images.jpgEstaba aislado del mundo, en un   solitario sótano, posiblemente,  en una finca en las afueras de Quito, Ecuador.

Allí,  era vigilado por  tres personas, que solo  se comunicaban con él por escrito.

Cuando entraban en su celda, lo hacían vestidos con capuchas y guantes.   No le daban acceso a revistas ni periódicos ni televisión, pero regularmente le entregaban libros,  los que Kardonski devoraba a razón de unos 10 por mes, según sus propios testimonios, recogidos por La Estrella de Panamá. 

Aunque en un principio se sintió muy deprimido y ansioso, tomó pronto la decisión de disciplinarse y ejercer la voluntad.

Durante la mayor parte de su cautiverio, siguió la rutina de caminar   unos 15 mil pasos  diarios alrededor de su celda y mantener pensamientos positivos.

LIBERADO

Cuando menos lo esperaba, una noche le comunicaron que lo iban a liberar.
Al día siguiente, los encapuchados le vendaron los ojos y le pusieron unos  audífonos con música. Después, lo sacaron del sótano y le ordenaron caminar.

Guiado por la mano de sus captores, lo hizo por un larguísimo trecho. Posteriormente, lo subieron a un automóvil, que se mantuvo andando durante varias horas más.

Finalmente, lo dejaron  en el aeropuerto, con un  boleto de avión, pasaporte británico falso con nombre ficticio,  y $400 en el bolsillo. Ya podía volver a Panamá.

LOS RESPONSABLES

La noticia de la liberación no fue la última. En los meses siguientes, las agencias EFE y  AFP emitían  cables desde Ginebra,  Suiza, reportando la detención de 3 miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), mientras intentaban poner en circulación dinero procedente del rescate del empresario panameño Sam Kardonski.

Se trataba de dos 2 chilenos y una francesa nacida en Chile:Julio Carrasco,  economista  de 40 años domiciliado en La Habana; Francisco Muster, estudiante en Ginebra, de 37 años, y Amelie Negrón Larre,  de 34 años, sin domicilio ni profesión.

Entre las  pertenencias de los tres individuos fueron encontrados $1 millón 230 mil.

Supuestamente, según el cable de EFE, el rescate de $7 millones había sido entregado el 18 de noviembre de 1985, en Zurich, Suiza.

Posteriormente, un ex agente de inteligencia cubano llamado Jorge Masetti, (hijo del legendario Jorge Masetti, fundador de Prensa Latina), aseguró, en una serie de entrevistas realizadas en Miami, que el secuestro de Kardonski había sido un proyecto colaborativo entre colombianos del M-19, chilenos del MIR y simpatizantes vascos del ETA (La historia inédita de los años verde olivo, Javiern Ortega)

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Jorge Masetti, ex agente de inteligencia cubana

El trabajo habría sido coordinado por el constructor de sistemas de seguridad de La Habana,  Manuel Piñeiro Losada, alias Barba Roja.

Los fondos obtenidos habrían sido repartidos. A La Habana le había correspondido una parte, aseguró  Masetti.

Según la agencia investigadora Control Risk Group, de Londres, anualmente se denuncian 7,500 casos de secuestro en el continente americano, lo que, de acuerdo con la agencia, corresponde a una décima parte de una industria de mil millones de dólares anuales.

El empresario Sam Kardonski, quien murió en Panamá a los 84 años (2005), fue uno de los afortunados que regresó para contarlo.

Material adicional:

El caso de Sam Kardonski (2), El Tiempo.

El caso de Sam Kardonski (3), El Tiempo.

Liberado el empresario Sam Kardonski, El Tiempo.

La historia inédita de los años verde Olivo

El secuestro en Latinoamérica, los ojos de la víctima (Ver capítulo El Secuestro en Panamá)

Las guerras secretas de Fidel Castro