«El árbol deshojado»: historia de Aristides Royo y su época

Entrevista con Fernando Sucre, autor del libro que recoge las vivencias  del expresidente Aritides Royo, actor principal del periodo de gobierno militar.

Coincidiendo con el 50 aniversario del golpe de estado de 1968, el expresidente Aristides Royo ha decidido «desclasificarse».

Quien,  entre las décadas del 70 y 80,  fuera presidente de la República, ministro de Educación; autor  del código penal; miembro de la Asamblea Constituyente de 1972; negociador de los tratados Torrijos Carter y  embajador en España, concurrió la semana pasada a la presentación del libro «El Arbol Deshojado. Historia de Aritides Royo y su época», del abogado panameño Fernando Sucre.

Como uno de los más leales colaboradores civiles del «régimen», el expresidente Royo tiene mucho que contar. Solo su contacto y relación con algunos de los más importantes personajes  de su época -el presidente estadounidense Jimmy Carter, los primeros ministros Adolfo Suárez y Felipe González, el rey Juan Carlos I de España, el presidente venezolano Carlos Andrés Pérez, el general argentino Jorge Rafael Videla, el expresidente cubano Fidel Castro- podrían  llenar un tomo.

Su renuncia a la Presidencia de la República, en julio de 1982, aludiendo a una enfermedad de la garganta,  permanece como uno más de los oscuros  sucesos de esta era de cierre de medios y censuras, en la que los vacíos informativos eran llenados con rumores y versiones imaginativas  de los hechos.

Pero ahora, el expresidente responde a las preguntas de Sucre, preguntas espinosas sobre su  relación con el general Omar Torrijos, la negociación de los tratados canaleros, su conocimiento de escándalos como el puente Van Dam, la desaparición de millones de dólares a la  Caja de Seguro Social, el supuesto atentado contra el general Torrijos y su relación con el Estado Mayor una vez desaparecido este militar.

El libro es de fácil lectura, está lleno de anécdotas y es un aporte valioso a la historiografía nacional. Aunque Royo esquiva algunas preguntas, en muchas episodios deslinda responsabilidades  y en otras reconoce los errores.

Al final, el verdadero protagonista resulta ser el general Omar Torrijos Herrera, de quien Royo, como muchos otros, destaca  su ingenio,  su capacidad para negociar, su dotes como estratega, su disposición a escuchar, y hasta su decisión de, una vez cumplida su misión, replegarse y llevarse con él a los miembros de su estado mayor – para que no hicieran lo mismo que él-.

En el libro de Sucre no se oculta el lado oscuro del general, el de una persona formada en contrainsurgencia en la Escuela de las Américas,  amante de los secretos y, que, en momentos críticos, repelía a los  civiles como Royo que lo interpelaban con la misma respuesta: «No se metan en los asuntos de la Guardia Nacional, que es un mundo que ustedes no conocen”.

Es precisamente de ese mundo hermético de donde sale el lado más oscuro del legado torrijista: las represiones, los exilios, las muertes no aclaradas, encarcelamientos injustificados y el encubrimiento del asesinato del  sacerdote Héctor Gallego.

Royo también describe el mundo de  intrigas surgidas tras la muerte de Torrijos y sus conflictos con su vicepresidente Ricardo de la Espriella  y el general Rubén Dario Paredes.

ENTREVISTA

Después de tu libro «El triunfo de un estadista – Vida y Obra de Enrique A. Jiménez» y «Cruzando Fronteras», sobre la historia de los sellos emitidos por Panamá,  ¿que te motivó a embarcarte en esta nueva aventura? ¿Cuál era tu intención?

Por muchos años me ha preocupado el desconocimiento que existe sobre buena parte de los hechos ocurridos entre 1968 y 1989. Como explico en la introducción de este nuevo libro, de niño fui vecino del presidente Royo y era amigo de sus hijas. Me parecía una persona interesante,  accesible y poco controversial. De alllí surgió la idea de elaborar una biografía  suya con el único propósito de buscar y narrar los hechos de la historia a través de su testimonio y experiencias.

¿Te costó mucho convencer al expresidente Royo de  participar en este proyecto?

Recurrí a su hija Natalia.  Le pedí que convenciera a su padre de que, sin tapujos de ninguna clase ni censura, contara todo lo que supiera, desde su óptica –no la mía– sobre los distintos sucesos que vivió entre 1968 y 1982.

Al principio, fue mi sentir que mi requerimiento al doctor Royo no lo convencía, pero tras algunos meses de deliberación, me entrevisté con él y nos pusimos de acuerdo sobre la mecánica que emplearíamos para llevar a puerto feliz esta iniciativa.

¿Qué metodología usaste?

El libro tiene 9 capítulos y cada uno consta de dos partes, una en la que hago una revisión bibliográficaa de los hechos históricos, básicamente noticias e informaciones de periódicos y revistas,  y una segunda parte en la que  el doctor Royo contesta a mis preguntas y expone los acontecimientos presentados por mí desde su óptica de actor y observador primario. De eso se trata el libro, dar a conocer la historia desde afuera y desde adentro.

El panameño al que le encanta y le distrae el «bochinche» aquí podrá encontrar la historia detrás de la historia en temas como la reforma educativa, la negociación del tratado del Canal, la muerte de Omar Torrijos, el «Gargantazo» y muchos otros.

Siempre te he conocido como una persona opuesta al gobierno militar. ¿Algo cambió con este proyecto? 

Mis intenciones no eran políticas. Es un libro histórico sobre un periodo difícil, en el que hubo asesinatos, golpes, y contraagolpes, un periodo conflictivo. Yo no defiendo el golpe de Estado. No defiendo al expresidente Royo, ni a Arnulfo Arias ni a Torrijos. La idea era plasmar lo que sucedió desde las ópticas que he mencionado y motivar a la reflexión.  Cada cual debe leerlo y sacar sus propias conclusiones.

Conozco a otros autores que se han atrevido a exponer investigaciones no complacientes y que han sido criticados severamente por sus colegas, amigos y gran parte de la sociedad. ¿Tuviste miedo de que te criticaran?

Me quedé perplejo cuando pude comprobar en carne propia que aun hoy, 50 años después del golpe y 30 después de la invasión,  los rencores y odios siguen tan vivos como el primer día. A lo largo de este año de trabajo, se me cerraron puertas simplemente por la razón de que escribía un relato histórico acompañado de la declaración de unos de los  actores principales de este periodo de gobierno militar.

Me sentí un poco temeroso hasta el día de la presentación, cuando la gente que escuchó los propósitos y discursos empezó a entender el propósito. Asimismo, durante  la entrevista que hice en la televisión en «Debate Abierto» y después por radio con Alvaro Alvarado, me llovieron los chats de gente conocida que me decía que quería leerlo.

¿Qué te sorprendió de las respuestas del expresidente Royo?

Fue muy interesante. El presidente Royo fue muy sincero y en varias ocasiones reconoció que se trataba de un periodo de dictadura y que se cometieron errores.  En algunos pasajes me dice: «yo traté de intervenir pero no se pudo» o «En esto nos equivocamos». Pero también habla de los esfuerzos que hizo el gobierno y de los cambios importantes que lograron alcanzar y que fueron positivos… definitivamente la concreción de los tratados canaleros, y, abrir oportunidades a personas talentosas que no pertenecían a los grupos tradicionales de poder.  En un momento, el presidente Royoo me planteó un argumento que me pareció importante: ¿por qué en Argentina, por ejemplo, no hay videlismo, y, en Chile, no hay «pinotchetismo» y, sin embargo, aquí sí tenemos «torrijismo».

Por otra parte, también debería aclarar que en algunos temas, especialmente el de la Caja de Seguro Social, no me sentí del todo satisfecho con las respuestas del doctor Royo.

¿Cuál crees que es la importancia de Aristides Royo en su época?

Aristides Royo es una persona muy culta y preparada. Estudió leyes en Salamanca, España, después hizo estudios en Bologna, Italia. Habla cuatro idiomas. El es un vivo  ejemplo de cómo a través del estudio se pueden lograr grandes cosas. Fue casualmente su preparación lo que lo llevó a tener esa oportunidad de ser parte de los acontecimientos de una época que, sin lugar a dudas, cambió a Panamá, y no como un simple espectador sino como un actor principal.

El mismo doctor Royo me lo comentó. El,  hijo de un funcionario público y de una maestra, no hubiera podido sino en este periodo de apertura llegar a ser presidente de la República, por más preparado que hubiera estado. La vida política de Aristides Royo fue casi una casualidad. Dentro de la trama de sucesión gestada por el general Torrijos, él fue el conejillo de indias, para la transición. Fue elegido para este puesto -del que él mismo se sorprendió y nunca pidió- porque el general lo vio como una persona formada, inteligente, trabajadora y conciliadora, que iba a ir preparando el camino para las elecciones de 1984.

El doctor Royo se atrevió a hablar. Ojalá otros continúen; es importante para el país.

Por último, algo que la gente siempre pregunta: ¿dónde están vendiendo el libro?

Esta edición no fue planeada para venderse sino para darse como obsequio, pero dado el interés que nos han manifestado vamos a publicarlo como libro electrónico próximamente.

2 comentarios

  1. Deberian de publicar el libro, y venderlo aunque sea a costo si no quieren lucrar. La generacion de esa epoca no lee libros electronicos, y la nueva generacion no le interesa la lectura de esa epoca porque la mayoria vive en la nebulosa de las redes sociales. Sr. Royo, publique el libro., yo y muchos mas de esa generacion queremos leerlo.

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